Un visitante daña con una navaja un cuadro expuesto en el Guggenheim
EVA LARRAURI – Bilbao – 22/10/2010
Uno de los cuadros incluidos en la exposición de pintura del siglo XVII del Museo Städel, de Francfort, que presenta el Guggenheim fue dañado ayer por la agresión de un visitante. La obra Booz recibe la herencia de Elimelec, de Jan Victors, sufrió una incisión de tres centímetros y seis rasguños en la capa de pintura al ser atacado con una navaja de pequeñas dimensiones por un joven que se identificó como «estudiante de Bellas Artes». Los restauradores del Guggenheim consideran que el daño es «menor y reparable» y que tras el tratamiento «no será visible».
El agresor fue reducido por los servicios de seguridad del museo y detenido posteriormente por la Ertzaintza. En el momento en el que fue inmovilizado se encontraba alterado y profería frases inconexas, según relataron los testigos. El museo interpuso una denuncia por los hechos.
La obra dañada estaba expuesta en la tercera planta del museo, colgada en el murete situado frente al acceso a la sala 302. El agresor llegó a ese punto del museo sobre las 11.17 horas. Una portavoz del Guggenheim relató que el visitante llamó la atención de la vigilante de sala al traspasar la línea de separación de los cuadros expuestos. Cuando se dirigió hacía él para advertirle que se alejara, levantó el puño en el que ocultaba el arma para atentar contra el cuadro. Las cámaras de seguridad registraron como la vigilante consigue agarrarle, aunque no pudo evitar una incisión. Los rasguños en la pintura se produjeron en el forcejeo que mantuvo con el agresor antes de inmovilizarle.
Es raro, esta semana acuchillaron un cuadro que puso una vecina de mis padres en la pared, junto al ascensor. Un lienzo grande y «moderno». Horroroso. Así hemos dicho todos los que entramos al ascensor. No se sabe quien lo hizo. No habia guardias, ni cámaras. Yo no fui.
Pero es raro, desde que tiene ese navajaso ha cobrado valor y nadie se atreve a decir «horroroso» cuando entra al ascensor.
Perturbados hay en todas partes. ¿Porqué no van a visitar los museos?…
Lo que no entiendo es porqué no estrellan sus propias cabezas contra el suelo en el propio museo, en vez de armarse con navajas y martillos.
Que gusto por romper, quemar…¿de donde nos viene?.
Haciendo daño. No lo entiendo.
Un abrazo.
El cuadro dañado en el Guggenheim sigue en Bilbao a la espera de que el Städel decida
EL PAÍS – Bilbao – 26/10/2010
La pintura Booz recibe la herencia de Elimelec, de Jan Victors, dañada por un visitante que realizó una incisión en el lienzo con una navaja el pasado viernes, permanecerá en el Museo Guggenheim a la espera de que su propietario, el Museo Städel de Francfort, decida dónde se somete al proceso de restauración. El atacante, inmovilizado por los servicios de seguridad de la pinacoteca y posteriormente detenido por la Ertzaintza, fue puesto en libertad el mismo viernes, al término de las diligencias policiales. El Guggenheim ha interpuesto una denuncia por los hechos.
El cuadro dañado formaba parte de la exposición de pintura holandesa y flamenca del siglo XVII procedente de la colección del Städel. La obra sufrió una incisión de tres centímetros y seis rasguños en la capa de pintura al ser atacado con una navaja de pequeñas dimensiones por un joven que se identificó como «estudiante de Bellas Artes».
El cuadro fue inmediatamente retirado de la exposición y sometido en el departamento de conservación del Guggenheim a un tratamiento de estabilización. Los restauradores que analizaron su situación consideran que el daño sufrido es «menor y reparable» y que, una vez finalizado el proceso, no será visible. Los testigos apuntaron que el agresor se encontraba alterado y al ser inmovilizado por los empleados profirió frases inconexas.
Mi abuela tiene una frase para eso: son tontos, pero no les da por repartir el dinero (para decir que no les da por hacer el bien). Si a esos les sumamos los que son malos por su voluntad…, resultan muchas personas.
¡Que lista la abuela!. Un beso de mi parte.
Y un abrazo para ti, Víctor.
I think museums present a natural problem per se that also acts as their own barrier; the fact that you cannot get too close to the art they exhibit. It is interesting to note that the damage was caused during the attempt to stop an idiot waving a knife, rather than by an idiot carrying a knife.