Archive for the ‘ Arquitectura ’ Category

La libido del puente y la pasarela

Salginatobel Bridge

El puente de Salginatobel en Suiza de Rober Maillart en 1930

VICENTE VERDÚ 21/10/2010

«El puente no solo conecta orillas que ya están allí. Las orillas emergen como orillas solo cuando el puente cruza la corriente». Esta sentencia de Heidegger podría ser el emblema de todo el libro de Javier Manterola sobre la estética de la ingeniería en presas o puentes que están cambiando la vida del mundo, y su vista también.

Javier Manterola, el ingeniero español que más puentes significativos ha diseñado en las últimas décadas, ha publicado La obra de ingeniería como obra de arte (Laetoli / F. Arquitectura y Sociedad) y con él se abren los ojos al automovilista o al viajero del AVE para degustar las gigantescas construcciones civiles de los últimos tiempos. ¿Un atentado contra la naturaleza?

Lo más atractivo de este libro ilustrado viene a ser la comprobación del excitante efecto que una buena construcción humana inculca en su entorno. Puentes o presas abovedadas como impensadas esculturas encajadas amorosamente en el lugar idóneo. Ondulaciones y curvaturas de hormigón y acero en las que se percibe tanto la libido del lápiz como la habilidad del cerebro y a una escala que deja pequeño al land art y hasta lo descalifica. Seguir leyendo

El origen de Venecia como postal

Entrada al Gran Canal, vista Este, junto a la basílica Santa Maria della Salute, pintado por Canaletto en 1744.

Entrada al Gran Canal, vista Este, junto a la basílica Santa Maria della Salute, pintado por Canaletto en 1744.

CONXA RODRÍGUEZ Londres 13/10/2010

El pintor italiano Giovani Antonio Canal (1697-1768), conocido como Canaletto, se mosqueaba con facilidad con sus colegas contemporáneos. Quería ser el mejor y el más cotizado, y lo consiguió. El pique artístico y personal que protagonizó con algunos de sus rivales es ahora el hilo conductor de una exposición que reúne 55 obras de arte en la National Gallery de Londres. La muestra viajará después, en febrero del 2011, a la National Gallery of Art de Washington.

Canaletto aprendió a pintar en Venecia escenas teatrales con su padre; le quedó para siempre el sentido del lienzo como un escenario en el que se desarrolla alguna actividad y en el que ocurren cosas. En su caso, fue maestro también de las escenas arquitectónicas y de las perspectivas para paisajes urbanos entre cielos y canales o calles.

Dawson Carr, comisario de la exposición Venice: Canaletto and his rivals (Venecia: Canaletto y sus rivales) cuenta que «los venecianos no compraban las obras de Canaletto porque ya veían Venecia tal como era cuando salían a la calle, así que él encontró un mercado fuera de Venecia para sus cuadros. Los ingleses, a través deJoseph Smith, que después sería cónsul en Italia, eran los clientes más fervorosos del pintor. Este se fue primero a Roma y después viajó hasta Inglaterra a sondear de cerca el mercado en el que gustaban sus trabajos». Seguir leyendo

El visionario razonable

RIBA LIBRARY PHOTOGRAPHS COLLECTION | Buckminster Fuller (1895-1983), fotografiado en su despacho de la Universidad de Illinois en 1967.

ANTONIO MUÑOZ MOLINA 25/09/2010

Según su hija Allegra, Buckminster Fuller consideraba el barco de vela una de las invenciones más extraordinarias del ser humano. Propulsado sólo por el viento, un barco de vela se mueve sobre el agua siguiendo un rumbo preciso y transportando pasajeros y carga sin daño para el medio ambiente, sin dejar huella de su paso. Para él la belleza de las cosas se medía por la proporción entre el esfuerzo y los medios invertidos en hacer algo y su eficacia práctica. En un mundo de recursos limitados y necesidades abrumadoras, el desperdicio es un delito: en el proceso de su construcción y en el resultado final un velero era para Buckminster Fuller el ejemplo máximo de diseño racional y sostenible. «No luches contra las fuerzas adversas, úsalas», dice uno de sus aforismos: la forma y el material de la vela y la destreza del piloto ponen al viento al servicio del velero, que no deja manchas de gasolina ni trastorna a los peces con el sonido de su motor, y que aprovecha lo mismo las corrientes del aire que las del agua. Buckminster Fuller quería inventar casas y vehículos que tuvieran una liviana eficiencia de barcos de vela, que alcanzaran el máximo de estabilidad con el mínimo de peso, y se impacientaba con los arquitectos, empeñados en usar materiales y técnicas muy anteriores a los adelantos tecnológicos del siglo XX, entretenidos en minucias decorativas que a su juicio carecían por completo de importancia, obedientes a la inercia de la gravedad. Cuando era ya muy viejo, pero todavía asombrosamente activo, le presentaron a Norman Foster y la pregunta que le hizo nada más saludarlo se ha vuelto legendaria:-¿Cuánto pesa su edificio, Mr. Foster? Seguir leyendo

Lazkano mira al Bellas Artes

Lazkano mira al Bellas Artes

EFE | Jesús Mari Lazkano, ayer, ante el cuadro Toscana en Nueva York en la exposición del Museo de Bellas Artes.

EVA LARRAURI – Bilbao – 04/10/2010

El Museo de Bellas Artes de Bilbao, sus obras, su arquitectura y el parque que lo rodea han sido la inspiración del pintor Jesús Mari Lazkano (Bergara, 1960) para el núcleo central de la exposición que desde hoy muestra en sus salas. La pinacoteca ha estado presente en toda la vida de Lazkano. Conoció sus salas de niño, empezó a descubrir sus obras con el ímpetu del alumno de Bellas Artes y ha seguido disfrutando del trabajo de los maestros presentes en la colección. Ahora muestra los reflejos del museo en una veintena de las más de 80 pinturas que forman Lazkano. De la arquitectura a la naturaleza.

En las pinturas del autor guipuzcoano, las más recientes de la exposición, realizadas el año pasado, se reconocen las cristaleras que llenan de luz los espacios de la pinacoteca y sus escaleras de mármol, aparece la musa de Arriaga de la fuente exterior, el cielo de nubes encendidas de Jugando a los bolos en San Bartolomé, de Ucelay; las sillas metálicas de la cafetería o el célebre modelo Toledo, de Jorge Pensi. Y de fondo, los árboles del parque, mezclados con paisajes que el autor ha rescatado de su memoria. Seguir leyendo

Trenes que nunca volveré a coger

TONY JUDT 07/02/2010

Según el teórico literario René Girard, los seres humanos deseamos e incluso amamos aquello que aman también otros. Yo no puedo confirmarlo por experiencia personal; tengo una trayectoria de deseos frustrados de objetos y mujeres que estaban claramente fuera de mi alcance, pero no interesaban especialmente a nadie más. Sin embargo, existe una esfera en mi vida en la que, por inverosímil que parezca, la teoría del deseo mimético de Girard podría adaptarse perfectamente a mi experiencia: si por mimético queremos decir mutuo y simétrico -más que hablar de imitación y competencia-, entonces puedo dar fe de que su proposición tiene credibilidad. Yo adoro los trenes, y ellos siempre me han adorado a mí.

¿Qué quiere decir que un tren me quiera? El amor, en mi opinión, es esa situación en la que uno está más a gusto consigo mismo. Si parece paradójico, recordemos la advertencia de Rilke: el amor consiste en dejar al ser amado espacio para que sea él mismo y, al tiempo, proporcionarle la seguridad necesaria para que su yo pueda florecer. De niño, siempre me sentía incómodo y un poco oprimido cuando estaba con gente, en especial mi familia. La soledad era una bendición, pero era difícil conseguirla. «Estar» siempre me producía tensión: cuando estaba en un sitio, siempre había algo que hacer, alguien a quien contentar, un deber que cumplir, un papel que no alcanzaba a desempeñar. En cambio, el proceso de encaminarme a algo era un alivio. Cuando más feliz me sentía era cuando estaba yendo a algún sitio por mi cuenta, y cuanto más tardaba, mejor. Me encantaba caminar, disfrutaba montando en bici, me divertía ir en autobús. Pero el tren era el paraíso. Seguir leyendo

Juguetes de pura vanguardia

Libro de Marie Cerminova Toyen.-

ÁNGELES GARCÍA 17/08/2010

Dicen que Pablo Picasso no soportaba a los niños. Que el griterío de los propios y los ajenos perturbaba su concentración. Esa presunta alergia infantil queda aparentemente desmentida en Los juguetes de las vanguardias, exposición estrella de la nueva temporada del Museo Picasso de Málaga. El pintor malagueño es solo uno más de los 60 artistas de principios del siglo XX cuyas aportaciones al mundo de los juegos infantiles se repasan en una muestra excepcional.

La idea es enseñar cómo el ansia de trascender de los artistas adscritos a las vanguardias históricas intentó también seducir con armas lúdicas la imaginación infantil. De esa manera, los críos se convertirían en los artífices de la buscada transformación que, según László Moholy-Nagy, «conduciría al hombre a un disfrute enriquecido de su mundo moderno». Seguir leyendo

Una ciudad para el peatón

Los alrededores del puente de Brooklyn, en la ciudad de Nueva York   (EEUU).

Los alrededores del puente de Brooklyn, en la ciudad de Nueva York (EEUU).Our Cities, Ourselves

MARTA DEL AMO MADRID 19/08/2010

Las ciudades han cambiado mucho desde que el ser humano se hiciera sedentario, hace unos 10.000 años. El incremento de la población y el desarrollo de la tecnología han modelado lo que en el pasado fueron pequeñas aldeas de agricultores hasta convertirlas en las grandes urbes que son hoy en día. El intenso crecimiento en algunas de ellas las ha «plagado de infraestructuras orientadas al transporte automovilístico«, como explica a Público el director del Instituto de Transporte y Política de Desarrollo (ITDP) de EEUU, Walter Hook. Para revertir este proceso, la organización ha puesto en marcha una exposición en Nueva York que muestra cómo serían diez de las grandes ciudades del mundo si sus infraestructuras giraran en torno al transporte sostenible.

El título de la exposición, Our Cities, Ourselves (que se traduce como «nuestras ciudades, nosotros mismos») resume su objetivo: «El estilo de vida puede ser completamente diferente en función de cómo se haya diseñado la comunidad», alega Hook. Los diez bocetos no sólo persiguen incentivar las infraestructuras sostenibles, sino hacer ver a la población cómo podría ser la vida bajo esos diseños. «Si una ciudad se enfoca hacia el transporte en bicicleta y a pie, sus habitantes caminarán hasta la parada de autobús más cercana», asegura. Seguir leyendo

El miliciano por fin recupera su grafiti

Un historiador y los vecinos se han implicado para salvar la   inscripción. EFE

Un historiador y los vecinos se han implicado para salvar la inscripción. EFE

TONI POLO BARCELONA 19/08/2010

La última versión del nomenclátor de las calles de Barcelona, editada este mismo año, recoge que la calle de Sant Miquel, registrada «antes de 1865», tuvo otro nombre durante un periodo del siglo XX: Miquel Pedrola. Durante la Segunda República y la Guerra Civil, muchas calles fueron rebautizadas y, posteriormente, el franquismo borró cualquier resto del pasado inmediato. En 2007, el joven historiador barcelonés Dani Cortijo supo de la existencia en la Barceloneta de una inscripción manuscrita, un auténtico grafiti, dedicada a un miliciano. Se pateó todo el barrio en busca de la pintada hasta que dio con ella: «Miquel Pedrola». A partir de ahí, empezó a tirar del hilo y fue descubriendo datos: Pedrola estuvo vinculado al POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), falleció en el frente de Aragón en agosto de 1936, a los 21 años y era hijo de un cómico de la Barceloneta. El historiador explica su periplo en su libro Històries de la història de Barcelona (Robin Book, 2010). El valor del descubrimiento es innegable: junto con la inscripción que se conserva al lado de la iglesia del Pi dedicada al miliciano desconocido («Plaça del milicià desconegut»), es el único vestigio del nomenclátor de la Guerra Civil en Barcelona.

Una larga lucha vecinal

Meses después del fallecimiento del combatiente republicano, el ayuntamiento de Barcelona decidió cambiar el nombre de la calle Sant Miquel para otorgárselo a Miquel Pedrola. Nada más acabar la guerra, en 1939, la calle recuperó el nombre del santo y se tapó la inscripción con pintura, haciéndola invisible durante más de 70 años.

Hace algo más de un año y medio, las obras de rehabilitación del edificio de la calle de Sant Miquel, esquina con Escuder, dejó al descubierto y en peligro la antigua inscripción. Seguir leyendo

Milagros ruinosos

CARLES FRANCESC | Vista nocturna de la Ciudad de las Ciencias, L'Hemisfèric y el Museo Príncipe Felipe de Valencia.

ANTONIO MUÑOZ MOLINA 07/08/2010

Hay muchas diferencias entre el trabajo de los arquitectos y el de los escritores, pero a mí me llaman especialmente la atención dos de ellas. La primera, la escala diversa de nuestras equivocaciones: una novela mala no hace mucho daño, y se olvida muy pronto; un edificio atroz o una plaza mal diseñada pueden ser un tormento para la vida práctica de muchas personas durante muchísimo tiempo. La segunda diferencia es que a un escritor casi nunca deja de alegrarle que se critique a un colega en su presencia, mientras que un arquitecto, si oye a un lego criticar a otro arquitecto, de manera inmediata sale en su defensa, con una mezcla muy curiosa de altanería y condescendencia. Con raras excepciones, los arquitectos piensan que el hecho de que casi todos nosotros nos veamos afectados muy directamente por los trabajos que hacen no nos da derecho a opinar sobre ellos. Si decimos algo negativo, o inconveniente, nos mirarán de inmediato como a penosos retrasados mentales. Igual que padres benévolos, pero firmes, ellos saben mucho mejor que nosotros mismos lo que más nos conviene. Sonríen con fatigada paciencia cada vez que nos quejamos de sus plazas sin árboles pavimentadas de cemento o granito, tan adecuadas para los climas mesetarios y para las fotos de las revistas de arquitectura, de sus bancos públicos sin respaldo, o con respaldo en forma de afilada cuña metálica.

Yo no sé si a Llàtzer Moix los veinte años que lleva escribiendo sobre arquitectura en La Vanguardia le conceden alguna autoridad a los ojos de un gremio tan quisquilloso, pero el viaje que ha hecho por la España de los arquitectos estrella, la apoteosis del pelotazo y las obras descomunales y con mucha frecuencia insensatas que se han ido levantando en los últimos diez o quince años, quedará como la crónica veraz de un tiempo que muy pronto se verá muy lejano y se habrá vuelto imperdonable. Seguir leyendo

Confort

La casa Sonneveld, considerada ejemplo del funcionalismo holandés, en su estado original.

ESTRELLA DE DIEGO 31/07/2010

Hay que ver la manía que tienen los grandes arquitectos de hacer sillas durísimas y sofás sin respaldo. Ya sé que el confort de toda la vida, los muebles mullidos y las sillas blanditas, no es fotogénico: lo que busca el “proyecto moderno” es crear espacios y enseres que den bien en las revistas especializadas. Se trata de mostrar habitaciones limpias, sin trastos, porque los trastos son una vulgaridad. La cosa es que cada vez que me toca estancia en espacio amueblado con artefactos “de alto diseño” acabo con un dolor de espalda inaudito. La culpa es mía, seguro, que tengo tendencia a la lumbalgia. Además siento una animadversión reconocida hacia el “proyecto moderno” que me parece tan autoritario y machista como la peor propuesta victoriana. Sí, me cae superantipático el “proyecto moderno” y sus protagonistas. Incluso Alvar Aalto —que firmó alguna que otra silla cómoda, diseñada por sumujer Aino, fijo—o Le Corbusier —cuya mítica chaise longue es de Charlotte Perriand—me parecen un poquito manipuladores con las mujeres —y las espaldas— a su alrededor.

El caso es que invitada por unos amigos, propietarios de una mansión de líneas hiperlimpias, tras buscar infructuosamente un respaldo,me vi obligada a pedir un Ibuprofeno para calmar el terrible dolor entre la L1 y L2. Cuando el marido, excelente anfitrión, se preocupó por mi salud, le confesé con pudor mi nostalgia hacia una superficie cómoda en medio de su casa deslumbrante y entonces, a media voz, me pidió que le siguiera hasta una habitación trasera, donde un sofá corriente restableció el equilibrio de mi columna como la mejor sesión de Pilates o Alexander. “Aquí no entran las visitas”, dijo con sonrisa maliciosa. Seguir leyendo

El arquitecto que salvó La Alhambra

El Patio de los Leones de La Alhambra, en Granada.

El Patio de los Leones de La Alhambra, en Granada. AMINA NASSER

AMINA NASSER GRANADA 18/07/2010 08:00

En este lentísimo pasar de las horas, en estos inacabables días de espera angustiosa, la imaginación se distrae evocando el pasado, ya que el presente está preñado de dolor y del futuro no se perciben más que tintes sombríos». Así comienza el diario personal de Leopoldo Torres Balbás, el arquitecto que ocupó el cargo de conservador de La Alhambra de Granada desde 1923 a 1936 y al que se le debe, en buena medida, la salvación del monumento. El diario forma parte del archivo personal del arquitecto, que permanecía oculto en un sótano en la casa de su hijo, en Valencia, y que acaba de adquirir, junto a su biblioteca, el Patronato de La Alhambra y El Generalife. Torres Balbás (1888-1960), considerado un referente de los arquitectos conservadores españoles del siglo XX, vuelve así al lugar que tanto amó y al que no pudo regresar desde julio de 1936, cuando el alzamiento le sorprendió en Soria y fue destituido por los sublevados.

Los fondos documentales, valorados en 90.000 euros, incluyen su correspondencia, fotografías, postales, grabados, planos, dibujos y caricaturas, además de su diario personal, que comenzó a escribir el 6 de octubre de 1936 en la localidad soriana de Navaleno y que concluye en 1960, poco antes de su muerte. Seguir leyendo

Sueños a escala industrial

JESÚS URIARTE | El músico Gorka Alda, en el Chillida Lantoki, instalado en una antigua papelera de Legazpia (Guipúzcoa).

ISABEL LANDA – San Sebastián – 20/07/2010

Eduardo Chillida soñaba con volúmenes de hierro a gran escala que se materializaban en grandes forjas industriales. Procesos de creación en los que el escultor vasco se enfrentaba al material en estado puro en los hornos de Patricio Echeverría, en Legazpia (Guipúzcoa). La necesidad de llegar a la obra pública le llevó al artista a buscar una nueva forma de trabajo para la creación de piezas a gran escala. En ese camino, Chillida fraguó una íntima relación con la industria del hierro a golpe de fuego y sudor, que en muchos casos se convertía en procesos de trabajos titánicos de tres y cuatro meses para realizar una obra. Los operarios le seguían como quien sigue a un director de orquesta.

Chillida Lantoki, que se inaugura mañana en una antigua papelera de Legazpia, es un espacio que recoge tanto la dimensión humana de la obra de Chillida a gran escala como su contacto con la gente que colaboró con él. Seguir leyendo

Urbanismo con bocadillos

Viñeta de Will- Maurice Rosy.

ANA TERUEL – París – 19/07/2010

Como protagonistas o como simples decorados, las ciudades son parte integrante de los tebeos. Desde los superhéroes neoyorquinos hasta las luces de Tokio, retratadas en numerosos mangas, pasando por el París de Tardi, el papel de la urbe en los tebeos es tal que la revista británica Architect’s Journal hacía el año pasado el ranking de las ciudades de cómic más importantes. Mientras, los arquitectos se inspiran de los tebeos para dar forma a sus proyectos más utópicos. La Ciudad de la Arquitectura de París propone este verano un recorrido por este fructífero y sorprendente diálogo en su exposición Arquitectura y Cómic: la ciudad dibujada (Archi & BD: La Ville Déssinée).

«El tebeo es fundamentalmente urbano», explica en la presentación de la exposición Jean-Marc Thévenet, antiguo director del Festival de cómic de Angulema y comisario de la muestra junto a Francis Rambert, director del Instituto Francés de Arquitectura. La muestra recorre, a través de más de 350 planchas, dibujos, vídeos y fotografías de unos 150 autores las influencias cruzadas entre el tebeo y la arquitectura. Seguir leyendo

Uralita

Desmantelado de nave en Guipuzkoa/EFE

DAVID TRUEBA 16/07/2010

Para mí, la uralita es la magdalena de Proust. Es el elemento que despierta los recuerdos infantiles. La condena a la fábrica de uralita de Cerdanyola por las enfermedades causadas a sus vecinos a lo largo de los años es una condena a nuestra infancia. La uralita fue el material imprescindible para todos los casetos y cabañas que veíamos aflorar en la sierra. Fue la techumbre elegida para todas las infraviviendas donde algunos descubrimos lo que era el veraneo. Incluso teníamos un amigo que para demostrar su hombría partía a cabezazos los pliegues ondulados de uralita.

Que la uralita, cuyo polvo de amianto ha resultado ser un veneno mortal, sea condenada es la definitiva satanización de nuestra infancia. Nuestros recuerdos son tóxicos, porque crecimos en una era tóxica que limitaba al norte con Chernóbil y al sur con el aceite de colza. Seguir leyendo

La ciudad del futuro

Z. ALDAMA | SINGAPUR.

Los expertos no tienen dudas al respecto: el carácter de las ciudades no lo construyen los edificios, sino su gente. Lo importante no son las obras arquitectónicas, sino quienes viven y trabajan en ellas. Su disfrute debe ser el objetivo de cualquier proyecto, y la sostenibilidad ya no puede considerarse algo accesorio, sino uno de los elementos indispensables. Pero, ¿qué significa exactamente ese polifacético término? Ahí comienza la polémica. Seguir leyendo