Posts Tagged ‘ Juan Ramón Jiménez ’

Últimos escritos del poeta incesante

Miguel Hernández, con compañeros en 1937

FAMILIA M. HDEZ. | Miguel Hernández (agachado), poeta y soldado en 1937.

JUAN CRUZ – Madrid – 05/10/2010

Miguel Hernández, el poeta del pueblo. El poeta necesario, que decía su compañero de cárcel, Buero Vallejo. El poeta pastor.Era todo eso. Pero era, sobre todo, el poeta incesante; su vida, que la guerra truncó dramáticamente, estuvo signada por el amor, la amistad y los papeles. Ni un día sin línea.Quienes vean ahora en la Biblioteca Nacional la exposición que marca su centenario, y que se abrió ayer, entenderán que Miguel Hernández no era solo un poeta intuitivo, un ser humano pendiente de la inspiración: estudiaba, leía. Era como una esponja. José Carlos Rovira, catedrático de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Alicante, ha preparado esta exposición, que organiza la Secretaría de Estado de Conmemoraciones Culturales (SECC) con la Biblioteca Nacional, como un homenaje y como una reivindicación. 

Hernández no era el pastor menesteroso, el poeta que venía a Madrid a buscar auxilio para sus versos. Estudió a Góngora, estuvo atento a la pintura de su tiempo; frecuentó a Benjamín Palencia, aprendió de Maruja Mallo. En 1934, cuando tenía 24 años y estaba en Madrid, llevaba en su carpeta, copiados, 60 poemas de Cántico, el libro que puso a Jorge Guillén en la vanguardia. Seguir leyendo

Cien años en la colina de los chopos

Miguel de Unamuno
Miguel de Unamuno
Ortega y Gasset
Ortega y Gasset
Juan Ramón Jiménez
Juan Ramón Jiménez

ELSA FERNÁNDEZ-SANTOS – Madrid – 03/10/2010

A los jóvenes que vivían en la Residencia de Estudiantes les llegaba el aviso de la hora de comer con el sonido de un gong. La imagen de Casimira (la jefa de la cocina) golpeando el exótico instrumento la recoge el documental Hablaremos de esto dentro de cien años, que con guión de Juan Pérez de Ayala, música de Juan Manuel Artero y dirección de Rafael Zarza conmemora el centenario de uno de los símbolos pedagógicos más singulares y legendarios de la historia de España. Uno de los jóvenes residentes, el músico Jesús Bal y Gay, escribió entonces: «Eso de que nos convocara a comer no con la algarabía festiva de una campana ni con la incisiva impertinencia de un timbre, sino con un gong, sonoridad grave velada, pero que se oía de lejos y daba profundidad al jardín y temblor al aire, era un rasgo revelador de la ética y la estética que animaban la casa».

La estética como una forma de ética, la alegría, el amor y la libertad como una responsabilidad, la rebeldía como una disciplina… Por la Residencia de Estudiantes pasaron poetas, pintores y el circo más pequeño del mundo, presentado por Alexander Calder en 1933.

El 1 de octubre de 1910 se abrió la primera Residencia de Estudiantes que, tres años después, se instalaba definitivamente (y ahí sigue) en unos terrenos que pertenecían al Ministerio de Instrucción Pública. Seguir leyendo